Las doctrinas gnósticas y su historia comenzaron con Mani (maniqueísmo)
y Zaratustra. El planteamiento central de la gnosis fue y sigue siento que el
mundo se divide en polaridades; la luz y la oscuridad; lo positivo y lo
negativo. La energía creativa que es la primera causa de la existencia era
perfecta y consumada; de esta emergieron en una segunda etapa los creadores de
los universos y edades, los llamados Arcontes y posteriormente los Demiurgos
modeladores del universo.
Entonces se estableció una separación de la energía original creativa
lo que da origen a la dualidad del mundo.
Desde este punto de partida se han desarrollado distintas doctrinas
filosóficas en el transcurso de los siglos, por lo que hoy en día “gnosis” es
un nombre colectivo adoptado por varias de estas corrientes. Sin embargo la
dualidad sigue siendo el tema central en todas ellas, así como la cuestión de
la luz y la oscuridad. Dentro de la gnosis cristiana el planteamiento que se ha
manejado es la identificación de las polaridades con el concepto del bien y del
mal.
A continuación vamos a dejar de lado las categorías cristianas para
darle a la palabra gnosis el sentido de conocimiento y percepción. Lo contrario
de esta llamada gnosis es la creencia –pistis-, que las religiones abrahámicas –judaísmo,
cristianismo e islamismo- requieren de sus seguidores.
La Gnosis Saturnina implica que el hombre y la mujer son vistos como
microcosmos siendo su imagen un reflejo del macrocosmos, por lo tanto son
poseedores de la creatividad completa del universo. Esto se expresa en la frase
“Todo hombre y toda mujer es una estrella”. Ahora bien, es necesario para
desarrollar esta potencialidad encontrar dentro de nosotros el sentido de
nuestra voluntad verdadera. Esa el la razón de que la ley del Thelema se
exprese de la siguiente manera “Hacer tu voluntad será la totalidad de la ley”
No hay ninguna ley sino; “Haz lo que tu quieras”.
En el pasado muy pocas personas eran capaces de reconocer y seguir
estos planteamientos, mientras que en la era de Acuario que recién comienza
existe un interés colectivo que permitirá traducir la ley del Thelema en
acción.
La alternativa es la esclavitud y la supresión por el Dios que muere de
los cristianos, cuya imagen ha sido mantenida por sus seguidores durante los
últimos 2000 años. La edad de la decoloración de Piscis ha sido gobernada
astrológicamente por la influencia de Júpiter y Neptuno. Pero con la entrada de
esta nueva era o Aeón su regencia se desvanece y es sustituida por la impronta
de la Gnosis Saturnina.
La edad de Acuario que se inaugura se ve matizada por la influencia de
Saturno y Urano, los regentes del signo. Urano como revolucionario es el
símbolo de la liberación de los dogmas y de la creación de las leyes e ideas
propias. Por otro lado el Demiurgo Saturnino simboliza los límites así como la
expansión del ego humano y su evolución, la influencia de este planeta nos muestra
el camino individual del yo de acuerdo a la ley del Thelema. La Gnosis Saturnina
también describe que el principio solar, el ego es una esencia de Saturno. Para
decirlo metafóricamente, la esencia de Saturno es el Sol, y la esencia del Sol
es Saturno. Esta analogía recuerda el símbolo del Ying y el Yang, cada uno con
el principio contrario en su interior, con esto llegamos a la luminosidad y la oscuridad que son temas centrales en el
gnosticismo. Sin embrago hay que puntualizar que la Gnosis Saturnina trabaja
para unir y gobernar a los principios de la dualidad a estándares mas altos.
Por esta razón requiere de sus adherentes el tratar de seguir el camino
del equilibrio dinámico y despertar
dentro de sí todas las cualidades cósmicas –ejemplificadas por la influencia del
resto de los planetas- más allá de jurisdicciones morales y religiosas como el
bien y el mal. El principio de la contra-polaridad encuentra su expresión en el
brillo del Sol y la oscuridad de Saturno.
La Ley del Thelema significa lo mismo en la frase “El amor es la Ley;
amor debajo de la voluntad. Amor sin piedad”. El amor significa aquí no solo
que todo está entrelazado, sino también el acto de creación permanente de los
principios duales, es decir la unión del hombre y la mujer.
En el sistema cabalístico griego el número de la palabra Thelema es 93,
a igual que el de la palabra griega Ágape que significa amor, de allí se deduce
que desde el punto de vista cabalístico ambos términos están relacionados.
Por esta razón, la magia sexual representa el estrato mas alto de la
magia, ya que en última instancia significa que se está tratando de integrar
las polaridades.
Es de destacar que Saturno se une con el principio de la causalidad que
significa la evolución del ego hacia la
perfección cada vez mayor. Saturno no está destinado a ser una divinidad en el
modelo Abrahámico de allí que se le haya denostado durante todo el Aeón de
Piscis, sin embargo Saturno es el principio del conocimiento y la percepción,
así como el de la responsabilidad kármica. Este principio nos puede ayudar a
expandir los límites propios, liberarnos de las falsas restricciones y puede
que nos convierta en Dioses o al menos nos muestre el reflejo de nuestra propia
prisión al carecer de la madurez necesaria.
En el primer caso estaríamos operando en la octava superior de Saturno
y en el segundo caso en su octava mas baja; la primera de esta a mendo es
llamada como Lucifer, mientras que la octava mas baja se equipara con Satanás.
No cabe duda que el objetivo del trabajo saturnino es reconocer dentro de
nosotros la propia divinidad y trabajar para incrementar el ego hacia la
perfección de la verdadera voluntad.
Estos conceptos ejemplifican el llamado sendero de la mano izquierda;
el cual es obviamente opuesto a lo que las religiones abrahámicas requieren de
sus seguidores –obediencia, fe ciega, devoción-. Pero independientemente de la
forma de auto-responsabilidad kármica que se elija, al final de los tiempos
todo el mundo habrá de comparecer ante los estrictos tribunales de Saturno. Si
la persona pudo encender dentro de sí la llama Luciferina cruzará sin problemas
el abismo, en caso contrario la persona será esclava de su indolencia y habrá
de responder por ella.